jueves, 3 de marzo de 2011

"Mis derechos terminan donde..."

3 de Marzo de 2011. 2:30hs. Mi tranquilo reposo se vió interrumpido por una serie de sonidos que en un principio no llegué a identificar. Al dejar casi en su totalidad el mundo de los sueños me doy cuenta. Claramente era un bombo, un redoblante y demás elementos del género, acompañado por un "coro" de voces desafinadas en clara efusividad. Lo primero que hice fue pensar a que Dios del Olimpo podía implorar para que me dé paciencia y de esa manera no salir al balcón e interrumpir a su vez la acumulación de energía potencial de cualquiera de mis macetas para que me ayude a poner orden. En un intento de reconocimiento agudizo el oído. ¿Eran estudiantes? ¿Hinchas de Central? ¿Trabajadores del Pronóstico Nacional del Clima? Imposible saberlo, todavía no estaban lo suficientemente cerca. "Quizás tenga suerte y doblen antes de llegar enfrente de casa". 
"La ilusión es la hermana menor del desengaño" decía el poeta Oliver Holmes. No fue la excepción. El día parecía no empezar de la mejor manera. La cacofonía proseguía esta vez justo debajo del edificio. Los instrumentos completamente desfasados uno de otro en una oda a la incompetencia. Y llegó el momento que me indigné. Silencio. Más silencio y de repente...
"¿Cómo es el ritmo?". "Ah, es fácil: negra,negra,semicorchea,corchea,negra". Esperé que el final de la frase fuera acompañada de una risa o algo similar, pero no. Silencio. Más silencio. Claro, ¿para qué romper el silencio cuando no tenés nada mejor que decir? Y de pronto, tímidamente se vuelve a iniciar el ruido. Euterpe (musa de la música) se debía estar dando azotes con su flauta procurando que el dolor le impida oír semejante negación musical.
"¡Esta es la barra de segunda!" graznaba la multitud interruptora de sueños. Una oleada de preguntas acudió a mi mente. ¿Porqué a esta hora? ¿Estos chicos tienen padres? ¿Estos padres, son idiotas?
Hipótesis 1: Pibe: "Mamá me voy al colegio a hacer ruido con los chicos".  Madre: "Ay ¿puedo ir con vos?
Hipótesis 2: Pibe: "Mamá me voy al colegio a hacer ruido con los chicos". Madre: "Zzzzzz..."
Hipótesis 3: Pibe: "Mamá me voy al colegio a hacer ruido con los chicos". Madre: "¿Pero no vas a molestar a los vecinos?" Pibe: "Si, yo que sé..." Madre: "Bueno andá".
Es todo una cadena de preocuparse sólo por lo que sucede en el metro cuadrado móvil en el que habito. Que mal acostumbrados que estamos. En fin, media hora después la horda salvaje decidió tomar otros rumbos que no habitaban mi campo auditivo y antes de entregarme al descanso total pensé que por un instante, sólo por un momento, había dejado de tener en cuenta lo que sucedía en mi metro cuadrado móvil. Por eso se salvó mi maceta.


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