Es normal que escriba de madrugada. Es normal que escriba escuchando música. También es normal que escriba invadido por diversas emociones. Pero es la primera vez que escribo con enojo, quizás con un poco de violencia interior. Y eso saca lo peor de mí. La ironía me dicta.
“Si no estas ocupado naciendo, estas ocupado muriendo” decía Bob Dylan. Vivimos apurados. Pero no nos equivoquemos. Es el ritmo de vida que elegimos. Ya me cansé de escuchar que la culpa de todo la tiene la sociedad. Por algún extraño motivo nos enajenamos de la misma, nos consideramos diferentes, cuando en realidad, pasamos a formar parte de ese montón… ¡que no se considera parte del montón! Si, en algunos aspectos la vida es una zorra irónica y voluble.
Volviendo. Vivimos a mil. Nos armamos la rutina (“venid a mi ¡oh Gehena!” si no la cumplimos) nos estructuramos el día con reuniones, estudio, trabajo y demás actividades personales. Y seguimos diciendo que no somos normales. Lo curioso es cuando te encontrás con gente que hace todo lo posible para demostrar que son “liberales”, que son “distintos”. En resumen, que no son personas aburridas… Y lo triste, es que lo son. Más estructuradas que nadie. Nos quieren hacer creer que son geniales vendedores de paredes Durlock y que tienen la respuesta a la famosa pregunta “¿cómo lograr perfiles montantes de largo mayor a 2,60 metros en placas Durlock?” Eeh… Aclaro que los vendedores y demás trabajadores del Durlock (esta es la parte que el que no tiene idea que es el Durlock lo asocia, por alguna extraña razón, con Harry Potter) también son parte de este Universo y pueden, indefectiblemente, llegar al Reino, alcanzar el Nirvana o ser uno de los 144.000 afortunados. Retomando. Estos individuos, los que yo llamo farsantes del Durlock, son seres que disfrutan creyéndose que son el chupete en la oreja. Van por la vida con la seguridad de que nunca se verán infectados por el “gérmen de la sociedad”. Paradójicamente, se hacen presente en todos los medios de comunicación con su máxima como estandarte: “Me venció el sistema”. A ver… El sistema te ganó desde que naciste… Muchachos… Siglo XXI… Si quieren ser anarquistas, a vivir debajo de un puente. Ustedes pensarán que los farsantes del Durlock son seres abominables. Yo pienso que no. Todo en este Universo tiene un cometido. Hasta Ricardo Fort. Y el propósito de estos seres es el darnos la posibilidad de apreciar lo estúpidos que somos. Entiéndase por estúpido, según el diccionario, falto de inteligencia. ¿Porqué? Porque quizás, sin querer, nos hacen pensar en nuestra propia rutina y en la actitud con la que afrontamos lo cotidiano.
Pensemos en la rutina que cumplimos día a día. En las cosas más esenciales. Estudio, trabajo y el tiempo que pasamos con algún ser querido. ¿Para qué estudiamos? Para poder trabajar de algo que realmente nos guste y nos llene. ¿Para que trabajamos? Depende, para subsistir, para tener más dinero. ¿Porqué pasamos tiempo con nuestros seres queridos? Porque nos hace bien. Todas las otras actividades son complementarias. Y si, ¡de alguna manera necesitamos ocupar el tiempo! El silencio es peligroso. Ahí te encontrás con lo peor de vos mismo. ¡Con eso que odias! ¿Mira si vas a estar en silencio? ¡El silencio es perder tiempo! Cuantas cosas que podría hacer en vez de dedicar… sólo 10 minutos a mi mismo y encontrarme con lo que en definitiva… YO SOY. Avisé lo de la ironía. El que avisa no traiciona. En fin… Nos preocupamos y nos estresamos por el estudio, por el trabajo y por nuestras relaciones. Nos preocupamos si nos va bien porque creemos (desconfiados de la vida) que en algún momento la buena racha tiene que terminar. Y a veces, en esos 10 minutos sacrílegos de silencio, viles entorpecedores de la póstuma rutina y la siempre fiel actividad, surge la duda… ¿Y Candela? Naa mentira… la verdadera duda… TODO esto… ¿tiene un sentido? ¿Qué es realmente lo importante? ¿Qué es lo que, en definitiva, me hace feliz? Quizás no siempre las cosas salgan como nosotros queremos, pero es innegable que se puede elegir que actitud tomar frente a la vida. Yo siempre llevo conmigo, a todos lados, un vaso. Podríamos decir que es un vaso de emergencia. Es simpático, negro y plateado, como todo vaso térmico. Lo llevo a todos lados medio lleno. Porque a veces se me da por mirar el Vaso de la Vida y en vez de contemplarlo medio lleno, lo aprecio medio vacío, entonces, ahí me apuro, saco el vaso de emergencia y relleno el Vaso de la Vida. Y todo vuelve a la normal anormalidad, aunque sea por un momento.
Cuando uso el vaso de emergencia me siento estúpido, es decir, falto de inteligencia. Me pasa por no saber apreciar lo importante de la vida y detenerme en lo que realmente no tiene importancia. Me pasa por no saber contemplar la belleza de la vida, esa belleza que como dije antes, está en los demás. En el llanto, en la risa, en el abrazo, en el golpe, en la mirada, en la palabra. Me pasa por estar DISTRAÍDO. Y ahora que escribo esta palabra recuerdo a Facundo Cabral y su famoso escrito en el que dice “Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás”. El que no quiera llamarle Dios, que no lo haga. Que le ponga el nombre que quiera. “Ente Superior”, “Regulador”, “Chuck Norris”, “Mufasa”, “Tocho”, lo que sea. Lo que no podemos dejar de negar es que la presencia del otro, el reconocerlo como ser, como persona, y trascender su identidad corpórea para encontrarme con su esencia, es lo que realmente nos hace plenos. Me gusta tomarme esos 10 minutos de silencio al día para comprobar que el mundo todavía no se fue al carajo. Que yo sigo vivo. Que los que me rodean todavía SON. Para darme cuenta que las 23 horas y 50 minutos que le quedan al día puedo ser un estúpido o no… Para decir “Wow… wow… WOW… Estoy distraído.” Distraído en el MSN, en internet, en el Facebook (que lo cerramos porque somos conscientes de que perdemos mucho tiempo con él pero que, repito, somos tan estúpidos, que por alguna razón aún mas estúpida que nosotros mismos, lo volvemos a abrir) en el gimnasio, en la calle, en la facultad, en el trabajo… en la vida misma… Como cuesta, porque parece simple pero no lo es… No es fácil dejar de ser estúpidos. Vuelvo a citar a Facundo Cabral… “Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente”. Dejemos de perder el tiempo y ocupémonos únicamente de lo que nos hace feliz. No estemos ocupados naciendo o muriendo, simplemente SEAMOS, así libremente. Sin ser indiferentes al otro. Ni siquiera hacia los farsantes del Durlock, ellos más que nadie necesitan una verdadera pared contra la cual chocarse y no básicamente… Un Durlock (vieron que al fin de cuentas tenía sentido la analogía) Seguro, en la vida nada es gratis. Pero si deseamos algo con verdadera pasión y ese deseo proviene de la Naturaleza del Universo, que no puede sino pensarse como benévola, todo el Universo mismo conspira para que se cumpla. No es fácil descubrir que es lo que se desea y que es lo que verdaderamente conduce a la felicidad. Pero en el silencio se encuentran muchas respuestas. No serán 10 minutos de fama… Sin embargo valen mucho más.
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